En la era de la inteligencia artificial (IA), los avances tecnológicos no solo han revolucionado nuestra forma de comunicarnos, trabajar y entretenernos, sino que también han abierto puertas a nuevas amenazas. Una de las más preocupantes es el uso de deepfakes, una tecnología que utiliza IA para manipular videos, audios o imágenes con un grado de realismo sorprendente, haciéndolos casi indistinguibles de la realidad.
Un deepfake es, en palabras sencillas, un contenido falso creado con inteligencia artificial que puede imitar la voz, el rostro o las acciones de una persona de manera muy realista. Por ejemplo, puede usarse para hacer que alguien parezca decir algo que nunca dijo o para simular la voz de un ser querido en una llamada. Esta capacidad de manipulación representa un enorme riesgo, ya que los deepfakes se están utilizando cada vez más para engañar, cometer fraudes, difamar o incluso desinformar a gran escala.
La necesidad de escribir este artículo surge de dos casos recientes que ocurrieron a personas muy cercanas a mí, quienes fueron víctimas de estas estrategias fraudulentas. En uno de los casos, un hombre recibió una llamada telefónica en la que los estafadores, utilizando un audio manipulado, le hicieron creer que su hija había sido secuestrada. En medio de la desesperación, llegó a entregar $500 y estaba a punto de retirar otros $10,000 en el banco cuando un empleado, al notar la situación, lo detuvo y le advirtió sobre este tipo de estafas. Este caso demuestra no solo la efectividad de estas tácticas, sino también la importancia de que las instituciones, como los bancos, estén alerta ante señales de fraude.
El otro caso ocurrió en redes sociales, donde los estafadores se hicieron pasar por un familiar cercano. Con perfiles falsos, lograron ganarse la confianza de la víctima y le pidieron ayuda para comprar tarjetas de regalo. Este método, cada vez más común, utiliza la urgencia y el factor emocional para lograr que las personas actúen sin pensar.
Cómo se utilizan los deepfakes para cometer fraudes
Estos casos son ejemplos de cómo los deepfakes han evolucionado hasta convertirse en una herramienta poderosa para los ciberdelincuentes. Las formas más comunes incluyen:
Usan IA para imitar la voz de un ser querido o una figura de autoridad y solicitar transferencias de dinero inmediatas, alegando emergencias como secuestros o accidentes.
Los estafadores crean perfiles falsos con imágenes y videos manipulados para hacerse pasar por amigos o familiares, pidiendo ayuda financiera, como la compra de tarjetas de regalo o transferencias bancarias.
Integran audios o videos manipulados en mensajes que aparentan ser solicitudes legítimas.
Manipulan discursos o acciones de figuras públicas para dañar reputaciones o sembrar confusión.
Cada vez más difíciles de detectar
El mayor peligro de los deepfakes es su realismo. Con el avance de la tecnología, incluso herramientas accesibles al público pueden generar contenido manipulado que engaña fácilmente. Esto hace que identificar un deepfake sea cada vez más complicado, incluso para expertos.
Además, muchas personas desconocen esta tecnología o subestiman su capacidad, lo que las deja más vulnerables a estafas y engaños.
¿Cómo protegernos de los deepfakes?
Ante esta amenaza creciente, es crucial adoptar estrategias para protegernos y evitar caer en estas trampas:
Crea una palabra o frase conocida solo por los miembros cercanos de tu familia. En caso de recibir una llamada sospechosa que simule la voz de un ser querido, pide la palabra clave antes de actuar.
Si recibes un video, audio o mensaje sospechoso, contacta directamente a la persona o institución implicada utilizando otro medio de comunicación.
Desconfía de mensajes que requieran acciones inmediatas, especialmente transferencias de dinero. Los estafadores buscan presionar para que actúes sin pensar.
Habla con tus seres queridos sobre los riesgos de los deepfakes y cómo pueden protegerse. La información es clave para reducir la vulnerabilidad.
Configura tus perfiles para limitar la información pública y evita compartir contenido que pueda ser utilizado para crear deepfakes.
La tecnología deepfake es un recordatorio de que la realidad digital se vuelve cada vez más difícil de distinguir de la verdad. Por eso, reconocer esta amenaza y educarnos sobre ella es esencial para protegernos a nosotros mismos y a quienes nos rodean.
Casos como los que mencioné son una advertencia de que cualquier persona puede ser víctima de estas estrategias. La mejor defensa contra los deepfakes es la prevención. Mantente informado, adopta un enfoque crítico ante cualquier contenido sospechoso y establece sistemas de seguridad y comunicación dentro de tu familia. En un mundo donde las fronteras entre lo real y lo virtual son cada vez más borrosas, estar preparado es la clave para mantenernos seguros.